Un nuevo modelo energético

Según muchos expertos, tienen futuro –sólo tienen futuro, llegan a afirmar- aquellos pueblos capaces de contar con suministro de energía suficiente para cubrir sus necesidades. De energía y de agua. Lo que es tanto como afirmar, aún más, el carácter estratégico de la energía, porque un porcentaje cada día mayor del agua de consumo tenderá a surgir de la desalación de agua de mar, proceso que conlleva un importante aporte energético.

Por otra parte, los previstos escasez y encarecimiento del petróleo, además de nuevos conflictos (que las materias primas, no lo olvidemos, son causa de buena parte de las decenas de guerras, declaradas o no, que siguen destrozando poblaciones y países), van a poner progresivamente fuera del alcance de las mayorías con menos recursos económicos el pago de la factura de la luz (la pobreza energética que, por desgracia, ya hace un tiempo que está aquí) y el repostaje en cualquier gasolinera.

Apostar, por tanto, por las energías renovables no es sólo -como afirma el Doctor Roque Calero- la decisión más inteligente, sino, a medio plazo, ‘la única’ decisión posible. Es decir, que, en pocas décadas, las fuentes de producción de energía en el mundo serán renovables o, simple y llanamente, no serán.

Fuerteventura, como toda Canarias, tiene en este proceso una gran oportunidad. Para una isla que nunca dispuso de materias primas en cantidad suficiente como para garantizar el bienestar de sus habitantes, los avances tecnológicos han abierto, por primera vez en su historia, la gran posibilidad de avanzar con decisión hacia un nuevo modelo energético, en el que las fuentes naturales (ya, como se está demostrando, el viento y el sol; en perspectiva próxima, el mar y la tierra), en las que somos inagotablemente ricos, nos faciliten la evolución hacia la independencia energética, que, aunque total sólo podrá ser realidad a unas décadas vista, sí representa un horizonte, además de ilusionante, perfectamente posible.

Esa perspectiva, que supone una auténtica ‘revolución’ para cualquier población, lo es de manera especial en un territorio insular. Significa limpieza del entorno ambiental, desde luego. Y mejora económica para las familias, empresas e instituciones. Pero, además, reduce ‘hacia cero’ la dependencia del exterior, que aún hoy sufrimos en una cifra superior al noventa por ciento. Es decir: con el actual modelo, si, por cualquier circunstancia, se produjera un desabastecimiento de combustibles fósiles, una isla como la nuestra apenas soportaría unos pocos días sin enfrentarnos a un ‘cero energético’, con la correspondiente paralización de la actividad social y económica.

En Fuerteventura estamos apostando con total decisión por las energías limpias. Y lo estamos haciendo ‘a nuestra manera’. Lo que se traduce, en las grandes implantaciones, en la combinación de un protagonismo creciente de las Administraciones públicas en esas inversiones (proceso que lidera el Parque Tecnológico de Fuerteventura), con la regulación de los nuevos parques eólicos y solares, evitando que se derramen sin orden por la geografía insular, lo que se articula en estos momentos en el proceso de aprobación de la correspondiente Ordenanza Insular, a través de la que nos proponemos garantizar que esos parques eólicos y solares se instalen en ubicaciones que respeten suelos de especial protección (por sus valores paisajísticos, naturales, históricos…), no requieran extensas canalizaciones para verter a la red, se sitúen -por tanto- en la mayor proximidad posible a las líneas de transporte y los puntos de consumo…

‘Testigo’ de esa decisión firme de hacer compatible nuestro singular y frágil paisaje con el crecimiento en renovables es Red Eléctrica, multinacional a la que el Cabildo de Fuerteventura paralizó, en sede judicial, su intento, lleno de soberbia, de ‘pasar por encima’ de la voluntad de la gente de esta isla y sus instituciones con una línea de transporte de energía eléctrica que machaca la estampa rural de pueblos como Antigua, Valles de Ortega o Agua de Bueyes.

Con un esfuerzo inversor del Consorcio Insular de Abastecimiento de Aguas que no se va a alejar, en pocos meses, de los cincuenta millones de euros en infraestructuras hidráulicas vinculadas al aprovechamiento de las energías (eficiencia energética, molinos, incremento de la capacidad de los depósitos de almacenamiento, sistemas inteligentes de telelectura de consumo…),  venimos desarrollando un potente programa (que empieza a ‘exportarse’ a otros lugares) de apoyo a la instalación de termos solares en viviendas (con un ahorro que puede alcanzar los treinta euros mensuales por familia), la implantación de sistemas de producción fotovoltaica (con apoyo eólico) en explotaciones agrícolas y ganaderas (que superarán la treintena a finales del presente año), puntos de recarga gratuita (seis funcionando y dos más en instalación) y subvenciones de dos mil euros a la adquisición de vehículos eléctricos, un programa de formación de Radio Ecca en energías renovables para los centros educativos… Un programa que persigue implicar a cada ciudadano, a todas las familias, a las pequeñas empresas… de Fuerteventura en un radical cambio de mentalidad y de modelo, cuyo objetivo, posible en pocos años, logrado ya en algunos casos, se concreta en conseguir que un número creciente de personas pueda responder a todas sus necesidades cotidianas sin necesidad de depender de las energías ‘sucias’.

Es posible. Lo estamos demostrando y vamos a conseguir que cada habitante de Fuerteventura sea un activo protagonista de este cambio de modelo energético y que nuestra isla sea conocida y disfrutada por su limpieza ambiental, vinculada también al uso exclusivo de energía no contaminantes.

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